LAS HERMANAS DE LA PROVIDENCIA

LAS HERMANAS DE LA PROVIDENCIA:
En esa época existía en Toul un "Seminario" fundado para la formación de maestros de escuela. Moye pensó primero enviar allí a jóvenes para que salieran como religiosas, pero saliendo de ese establecimiento tenían rentas. 
Después de 8 años de reflexión y oración comunico su deseo ala Autoridad Eclesiástica; pero en 1762 pudo oír del Sr Berlin "Las grandes cosas tienen pequeños principios".
El 14 de Enero de 1762 durante una misa, el Abate Moye explica a los asistentes la necesidad de proporcionar a la juventud una educación cristiana.
Margarita Lecomte es la primera que acepta consagrarse a la educación de los niños en la pequeña población de Vigy: Fue la primera Hermana de la Providencia.
A las postulantes lo único que se les pedirá es: "Vivir unidas a Dios y según su expresión "Vivir el Evangelio", pero vivirlo a fondo, sin reservas".
Al principio de la fundación las Hermanas eran llamadas "Pobres Hermanas", luego "Hijas del Niño Jesús" y al final fueron "LAS HERMANAS DE LA PROVIDENCIA".
El obispo de Metz, sin embargo de tener plena confianza e el joven sacerdote se inquieta a consecuencia de tantas criticas que oye:" Estas son fundaciones que lo esperan todo de la Providencia,¿no son verdaderamente contra la prudencia?...y prohíbe abrir las escuelas.
Meses después de la prohibición, el Obispo volvió sobre su decisión y recomendó a todos sus sacerdotes que favorezcan el establecimiento de las escuelas de las Hermanas de la Provindencia.
Las vocaciones se multiplicaron, Moye encuentra a aquella que seria la Primera Superiora del Instituto Maria Morel. Tiene 60 años, pero su alma es ardiente y joven. Con ella en 1766 redacta su proyecto de las escuelas de niñas, llamadas de las providencia, para el campo."las reglas e instrucciones para conducta de las hermanas".
Este grupo se vuelve una Congregación Religiosa, que se basa en 4 pilares que resumen todo el Evangelio:

  • Espíritu de ABANDONO A LA PROVIDENCIA
  • POBREZA
  • SENCILLEZ
  • CARIDAD
Cuando la obra de las Escuelas estuvo bien establecida, en Lorena el Beato confío la dirección de la misma al Canónigo Raulin de Saint-Die, y a otros celosos sacerdotes, y partió a las Misiones del Extranjero.
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